8 de junio de 2008

Modelo de Respuesta 11: La poesía de la Generación del 27

La poesía de la Generación del 27

Es en el año 1927 cuando se reúnen en el Ateneo de Sevilla un grupo de jóvenes escritores con motivo de la celebración del tercer centenario de la muerte de Góngora. El acto, un recital de poesía, fue patrocinado por el torero Ignacio Sánchez Mejías. Entre los jóvenes poetas que recitaban sus poemas se encontraban: Jorge Guillén, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Dámaso Alonso y Gerardo Diego, entre otros.

Este recital es el primer acto público en el que se presentó el grupo poético del 27, cuya obra constituye una de las grandes cumbres de la lírica española de todos los tiempos. En las fechas en que comienzan a escribir los poetas del 27, España está conociendo un auge en la literatura. Al amplio y fructífero desarrollo del Modernismo (Rubén Darío muere en 1916), le sucede la aparición de los movimientos de vanguardia que dejan una influencia importante en la cultura literaria. Algunos autores mayores están en pleno proceso de creación poética: Antonio Machado o Juan Ramón Jiménez publican hacia 1916 y 1917 sus mejores obras en las que se refleja una poesía depurada de artificios y llena de expresividad

Los poetas de la Generación del 27 no rechazan la literatura anterior. Es más, se sentían deudores de muchos maestros anteriores como eran Ortega y Gasset (sus ideas y especialmente, por la labor editorial); Ramón Gómez de la Serna (les puso al día de las novedades extranjeras en la creación literaria. El fue quién fomentó la tertulia del café Pombo donde acudían todos los escritores de la nueva literatura); y Juan Ramón Jiménez (fue para los poetas de la Generación del 27 el creador por excelencia. Les enseñó el sentido de la poesía pura, sencilla y profunda, perfecta y simple).

Es difícil encontrar rasgos comunes o una trayectoria poética paralela en todos los poetas de la Generación del 27. No obstante, Luis Cernuda expuso las que para él eran las cuatro etapas de evolución poética por las que habían pasado todos los miembros de la Generación del 27:

Predominio de la metáfora.

Predominio del clasicismo.

Influencia de Góngora.

Influencia surrealista.

Desde un punto de vista histórico, la trayectoria poética de la Generación del 27 hace referencia a la situación de la poesía española en la época en que los poetas de la Generación del 27 desarrollan su actividad. Estas etapas o trayectorias son:

a. POSTMODERNISMO: La presencia de Rubén Darío y el Modernismo será constante en muchos de los poetas de la Generación del 27.

b. POESÍA PURA: la influencia de Juan Ramón Jiménez, haciéndoles ejercitar una poesía pura, simple, sin artificios.

c. VANGUARDIAS Y GONGORISMO: Góngora se convierte en el punto de mira de los poetas intelectuales. Este gongorismo, unido al arte de vanguardia, hará que, de los poetas de la Generación del 27 nazca una poesía que muestra la conjunción entre la innovación y la tradicionalidad.

d. SURREALISMO: como evolución final de la poesía de vanguardia, el surrealismo hace que los poetas de la Generación del 27 conviertan su escritura en un intento de revelar la dimensión más escondida del hombre, el subconsciente.

e. NEOPOPULARISMO: el regreso a la tradición poética española se relaciona con la intencionalidad y deseo de las vanguardias por cantar de forma pura sin estar sujetos a las convenciones del mundo moderno. El común denominador entre los poetas de la Generación del 27 es la recuperación de Garcilaso, San Juan de la cruz y Bécquer, entre otros.

f. POÉTICA Y POLÍTICA: con la situación política en la que se encuentra España era normal que los poetas de la Generación del 27 tomaran partido y dieran entrada en sus versos a ideologías políticas claramente enfrentadas. La poesía se convierte en un modo de comunicar su compromiso social.

g. POESÍA ARRAIGADA / POESÍA DESARRAIGADA: después de la Guerra Civil nacerá la poesía arraigada, una poesía tranquilizadora, paciente, que refleja el dolor de la guerra. En la poesía desarraigada aparecen los poetas de la Generación del 27 que marchan al exilio, los poetas desarraigados como Pedro Salinas o Rafael Alberti.

Características de la poesía de la Generación del 27

Como ya hemos dicho, cada poeta tiene un estilo propio muy característico y, así mismo, evolucionan de distinta manera. Unos exploran el surrealismo (Aleixandre), otros una poesía más humana (Salinas) y otros aúnan las vanguardias con la poesía popular (Lorca y Alberti). Pero para evitar el estudio individual de cada autor podemos señalar las siguientes características generales:

1) Intentan la renovación estética de nuestra poesía. Para ello, toman las innovaciones que aportan las vanguardias, aunque sin olvidar la importancia de la tradición literaria española.

2) En sus poemas, cuidan y renuevan la forma a través de la utilización de léxico culto, palabras coloquiales, términos alejados hasta entonces de la poesía, etc.

3) La metáfora se convierte en el recurso literario más importante. Se trata de una figura muy adecuada para expresar los contenidos surrealistas.

4) En cuanto a la métrica, utilizaron estrofas clásicas como el soneto, el romance o el villancico, pero también innovaron con la utilización de versos blancos, versos libres y versículos. En cualquier caso, la libertad métrica es uno de los rasgos característicos de este grupo.

5) Evolucionan desde el punto de vista temático. Al principio la preocupación principal era la forma del poema, el arte por el arte, pero poco a poco (bajo la influencia del Surrealismo) los autores del 27 desarrollan una poesía humanizada, más preocupada por el dolor, la alegría o los recuerdos. La Guerra Civil acentúa esta visión humanizada de la poesía, hasta el punto de que muchos autores se decantan por los temas comprometidos. Observamos que un autor como Alberti, por ejemplo, pasará de la poesía aséptica y pura de Marinero en tierra (1924) al compromiso más profundo en El poeta en la calle (1936).

RASGOS COMUNES EN LA TEMÁTICA POÉTICA DE LA GENERACIÓN DEL 27

LA CIUDAD

Uno de los temas dominantes en los poetas del 27 es el de la ciudad, como forma de vida confortable que ofrece, a la vez, sus frivolidades. Los almacenes, los hoteles, los bares, el cine, los nuevos inventos (el teléfono, la radio) y los transportes (trenes, aviones, trasatlántico, automóviles)

La visión de la ciudad tuvo primero un tratamiento positivo, como símbolo e ideal del progreso en el presente y una especie de futuro feliz. A finales de los años 20 la visión de la gran urbe, como signo de progreso, es sustituida por una consideración negativa, un mundo adverso para el hombre, un mundo destructor de los valores genuinamente humanos. El poeta rechaza la civilización mecanizada que destruye lo auténticamente humano.

LA NATURALEZA

Los poetas aspiran a la comunicación con la naturaleza salvaje y virginal, pero la naturaleza que domina en casi todos ellos está en contacto con la ciudad. Los poetas hablan de los jardines, del paisaje de sus ciudades natales, del mar, la luna, los animales (especialmente el mundo taurino), etc.

EL AMOR

Son muy abundantes los poemas del 27 dedicados al amor o a situaciones amorosas concretas. El amor no se puede separar de la visión de la naturaleza: en la mayor parte de las veces el amor se encierra en un paisaje urbano.

Los poetas del 27 cantan al amor pleno de la pareja de forma bastante liberal con un sentido erótico y sexual muy acentuado.

Los poetas teorizan sobre el amor como experiencia y conocimiento, como factor que da sentido y plenitud al universo y a la vida. El amor es visto también como una fuerza destructora puesto que sin él, amenaza la ruptura de una vida más auténtica y profunda.

Para muchos de los poetas del 27, el amor se presenta como una pasión y una fuerza que aspira a la comunicación, espiritual y sexual, con el amante, pero la relación amorosa está condenada irremisiblemente a la frustración.

EL COMPROMISO SOCIAL

La generación del 27 son poetas que se sienten comprometidos con la vida, con su tiempo y con la historia.

Su compromiso social es extraordinariamente evidente cuando estalla la guerra en 1936, los poetas crearán en sus obras verdaderas canciones de guerra. Es una poesía para ser recitada en las ciudades o en las trincheras.

Por otra parte, los poetas que sobrevivieron a la guerra y que marcharon al exilio reflejan su compromiso social en los libros de protesta y denuncia.

Modelo de respuesta 10: La Generación del 27

LA GENERACIÓN DEL 27

Con esta o parecida denominación se hace referencia a un grupo de autores que desarrollan su labor en la cultura española a lo largo de la década del 20 y del 30, y que se han alzado como los de más influencia en la literatura hispánica de las décadas posteriores hasta los actuales momentos.

Aunque cada día más se señala como un tema secundario el de la denominación de este grupo, en el fondo no lo es tanto ya que de él depende no solo la nómina de autores pertenecientes, sino así mismo la visión que de ellos poseamos.

La denominación de GENERACIÓN DEL 27 nos remite esencialmente al grupo de poetas, que podemos considerarlos como grupo compacto, si bien con variedades muy notorias dentro de ellos (lo cual es lógico). El grupo lo forman Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Luis Cernuda y Rafael Alberti. Algunos críticos incluyen también a los malagueños Emilio Prados y Manuel Altolaguirre. Estos diez son los que se citan con mayor frecuencia. Y es en ellos donde se “buscan” las características de la teoría de Petersen:

1. Todos nacen en un período menor a 15 años: desde 1891 (Salinas) a 1905 (Altolaguirre).

2. Formación intelectual semejante: la mayoría son universitarios, algunos llegan a ser profesores (Salinas, Guillén, Alonso...). *Casi todos pasaron por la Residencia de Estudiantes.

3. El acontecimiento generacional que les une (aunque muchos ya estaban unidos) fue la celebración del tricentenario de la muerte de Góngora, con unos actos de reivindicación del poeta cordobés (cuya obra "difícil" aún no había sido redescubierta). Se oponen a los que no reconocían el talento de Góngora (RAE). Colaboran en las mismas revistas (Revista de Occidente, Litoral). De 1920 a 1936 sus vidas están muy unidas.

4. *No hubo caudillo (algunos hablan de Juan Ramón, pero no parece claro, pese a su gran influencia).

5. *No se alzan contra nada (son muy respetuosos con la tradición literaria española).

6. *No existe un único estilo, aunque en todos se ve el deseo de renovar el lenguaje poético y a veces coinciden en su trayectoria, aunque cada uno mantiene un estilo muy personal (afortunadamente). Para todos la poesía es algo muy serio, que hay que trabajar bien, buscando siempre la perfección formal y conceptual. Por eso Góngora es el modelo común.

Los rasgos marcados con * precisan aquellos conceptos en los que este grupo de autores no “cumplen” lo marcado por el sociólogo o se hace necesario unos verdaderos juegos verbales (como por ejemplo en la formación es difícil incluir a Rafael Alberti, autodidacta y con ninguna formación académica, pero eso si vivió en la Residencia de Estudiantes, lugar intelectual del momento). El no cumplimiento de estos preceptos no nos debe llevar a buscar “sucedáneos” que eliminando el concepto de generación lo presuponga, sino que debe hacernos ver que el denominado grupo del 27 o Generación del 27 referido al movimiento poético, solo es el aspecto más llamativo de algo que fue algo mucho más profundo y transformador en la cultura española, algo que empieza a denominarse como La Edad de Plata y que junto a los grande poetas mencionados debe de dar cabida a otros autores y otras manifestaciones artísticas y así se pueden tener en cuenta a autores más viejos, como Fernando Villalón, José Moreno Villa o León Felipe, y otros más jóvenes, como Miguel Hernández. Por otra parte algunos otros han sido olvidados por la crítica, como Juan Larrea, Pepe Alameda, Mauricio Bacarisse, Juan José Domenchina, José María Hinojosa, José Bergamín o Juan Gil-Albert. También como prosistas podrían sumarse al grupo, por razones de edad, Rosa Chacel, Francisco Ayala, Max Aub O la conocida como Otra generación del 27, según la denominación que le dio uno de sus integrantes, José López Rubio, la formada por los humoristas discípulos de Ramón Gómez de la Serna, es decir, Enrique Jardiel Poncela, Edgar Neville, Miguel Mihura y Antonio de Lara, "Tono", los escritores que en la posguerra integraron la redacción de La Codorniz... Del mismo modo, no se puede olvidar que algunos miembros del grupo cultivaron otras ramas del arte, como Luis Buñuel, cineasta, K-Hito, caricaturista y animador, Salvador Dalí y los pintores surrealistas, Maruja Mallo, pintora y escultora, Benjamín Palencia, Gregorio Prieto, Manuel Ángeles Ortiz y Gabriel García Maroto, pintores, Ignacio Sánchez Mejías, torero, o Rodolfo Halffter y Jesús Bal y Gay.

Así visto este movimiento se conectaría por un lado con las especiales circunstancias socio-históricas que se vive en los años 20 en Europa y por otro con el espíritu transformador al que Las Vanguardias había llevado a la cultura desde la década del 10.

La Prosa en el 27:

En esta época, la evolución de la prosa sigue un rumbo paralelo al de la poesía. Frente a la influencia del arte puro inicial y del magisterio de Ortega, la prosa se abre hacia la rehumanización y el compromiso.

La novela inicialmente sigue la estela del arte deshumanizado propuesto por el Novecentismo y las primeras vanguardias. En estas obras es frecuente la concepción de la literatura como un juego, la innovación estructural y estilística, así como la presencia del humor y la metáfora. En este tipo de obras se incluyen novelas de autores como Benjamín Jarnés, Francisco Ayala, Max Aub o Rosa Chacel. Por su parte, en el ensayo destacan figuras influenciadas por las ideas de Ortega tales como José Bergamín y Ernesto Giménez Caballero, fundador de la Gaceta Literaria.

La realidad política y social de España desencadenó un proceso de rehumanización que afectó también a la prosa. Este tiene su reflejo en la obra de José Díaz Fernández, cuyo ensayo El nuevo romanticismo (1930) supone la reivindicación en la literatura de temas más cercanos a la experiencia humana. Esta nueva percepción de la literatura abrirá las puertas al realismo social de preguerra. En la novela destaca especialmente Ramón José Sender. Su novela Imán (1930) es quizá la obra más importante de su primera etapa de escritor. Otras obras significativas de este autor que denuncian los problemas sociales son Siete domingos rojos (1932) y Réquiem por un campesino español (1960).

La prosa de los años veinte —salvo contadas excepciones— está por estudiar. La definición de la «generación del 27», como etiqueta que da nombre a un grupo de «poetas amigos», ha dejado en penumbra a un nutrido grupo de escritores en prosa, que surgieron del mismo fondo que los poetas del 27; publicaron en las mismas revistas; reaccionaron de manera similar ante los mismos estímulos estéticos —basta citar su actitud ante la vanguardia o ante el homenaje a Góngora; disfrutaron de idéntico magisterio: Ortega, Juan Ramón, Gómez de la Serna, la vanguardia; y, en fin, formaron parte, con los poetas, de un mismo empeño renovador.

El desenfoque padecido por la crítica al estudiar estos años ha hecho olvidar, incluso, que muchos de los poetas del grupo se iniciaron a la par en prosa y en verso. Poemas en prosa de Guillen; de Cernuda,; de Gerardo Diego; y de Dámaso Alonso,

La prosa de estos años se nos ofrece como un rico y diversificado conjunto que va de la novela al poema en prosa; del aforismo al ensayo; del rigor crítico al experimentalismo vanguardista.

1) La Novela

El clima cultural en el que surge la novela de los años veinte se define, ideológicamente, en las coordenadas que marcan la «restauración de la razón» y el vitalismo orteguiano; formalmente, por una actitud antirrealista y por un decidido afán experimental, lo que se plasma en una serie de rasgos temáticos y de estilo fáciles de locali­zar en contexto europeo.

La renovación surge del grupo que congregó la Revista de Occidente en la serie «Nova Novorum». Allí se fraguó un tipo de novela alegórica o simbólica, que ensaya la incorporación a la narración del estilo metafórico —suma de imagen futurista y gongorina— propio de la poesía, del fragmentarismo en boga en las artes plásticas y de la dinámica visión aprendida en el cine; una novela que rompe con la disposición lineal del tiempo, encaminando el relato hacia la ucronía o la retrospección. Entre los impul­sos que recibe la nueva fórmula, hay que destacar los ejemplos de Gómez de la Serna, Miró y Pérez de Ayala, y las Ideas de Ortega.

Toda la narrativa de la época se ordena en dos vertientes: la novela lírico-intelectual y la humorística. En ambas direcciones, preside una actitud ambivalente, que acepta esperanzada todo lo que de novedad técnica, cosmopolitismo y deportismo, traen consigo los tiempos moder­nos; y, a la vez, ironiza desconfiada sobre los peligros de deshumanización y frivolidad que acompañan a las novedades incorporadas.

Benjamín Jarnés, da un buen ejemplo de lo que es la novela lírico-intelectual, de enorme actualidad en la Europa de entreguerras. Lo esencial en esta novela —el calificativo de lírica no nos remite al estilo sólo— radica en que la narración entera se estruc­tura líricamente; más que una cadena de hechos novelados, es una «or­questación de sensaciones y motivos», necesariamente fragmentaria, pero apoyada en elementos integradores como son el mito, el episodio bíblico o el arquetipo literario. Formalismo, sí; pero no juego intrascendente, ni vacío temático. Más acer­tado es hablar de composición que evita las asociaciones de la lógica superficial, colocando al yo narrativo —que pasa a des­empeñar la misma función que el yo lírico en la poesía— como eje aglu­tinador de las secuencias novelísticas. Lo que se pretende trazar es un proceso intelectual. Esteticismo y sensualismo, son expresión de un rechazo del carácter represivo de la civilización occidental y, a la vez, aspiración a una vida más libre y humanizada.

Antonio Espina, biógrafo, poeta y ensayista, además de novelista, adopto en la novela ciertas técnicas cinematográficas, se sitúa en la línea que une a Quevedo, Larra y Unamuno. Como ellos, Espina reacciona con indigna­ción ante el medio que le rodea; pero cada uno viste su exasperación con el traje de su tiempo, y a Espina le correspondió una indumentaria cos­mopolita y grotesca. La obra de Espina es una amarga crítica, desde un «deportismo doloroso», del mundo absurdo, frivolo y sin valores, de la sociedad europea tras la primera gran guerra. El estilo, de fuerte raigambre conceptista, revela claramente, en su tendencia a lo grotesco y satírico, la carga crítica que subyace a unos argumentos banales en superficie, y a unas divagaciones hechas al hilo del ramoniano

La obra novelística' de éstos, sin embargo, no ha recibido aún la atención crítica que sin duda merece. En esta misma línea asienta también sus orígenes la primera producción de Rosa Chacel y Francisco Ayala, aunque ambos escritores dan más cumplidos frutos fuera del tiempo que nos ocupa.

Al mismo contexto que los anteriormente citados pertenece el primer libro de Pedro Salinas, su Víspera del gozo (1926), serie de narraciones breves aparecida también en la colección «Nova Novorum». Desde otro ángulo se escribe, sin embargo, La bomba increíble (1950) y El desnudo impecable (1951).

La novela de humor el segundo eje vertebrador de la narrativa de los años veinte. Es indudable, sin em­bargo, que una y otra corriente nacen del mismo contexto y responden a la misma problemática. Como la novela lírica, la de humor revela una actitud ambivalente —a la vez ligera y escéptica— ante los «tiempos modernos». El hu­mor es —como la ironía o la metáfora en la novela lírico-intelectual— una forma de distanciamiento satírico, respecto a la realidad del momento. Por los caminos abiertos por Gómez de la Serna y Fernández-Flórez, la figura más destacada en los años veinte es Jardiel Pon­cela. De sus cinco novelas, El plano astral (1922) revela la atracción de la época por lo esotérico. Muy diferentes son Amor se escribe sin hache, ¡Espérame en Siberia, vida mía! y Pero..., ¿hubo al­guna vez once mil vírgenes?, escritas entre 1928 y 1931. Temáticamente, las tres satirizan el erotismo de cierto tipo de relatos bastante difundidos en su tiempo. Formalmente, realizan una fina parodia de algunos esquemas narrativos, tales como el de la novela rosa o el de la novela de aventuras. Lo mismo puede decirse de los tipos que recorren estas novelas. Los personajes femeninos son claras parodias de la «mujer frágil» o de la «mujer fatal» modernistas; mientras que algunos masculinos, son versiones humorísticas del «hombre interesante» orteguiano.

Junto a Jardiel hay que situar a Neville, cuyo humor apunta a la desmitificación de ciertos prejuicios y de ciertas formas tradicionales afectadas; a Samuel Ros y Antonio Robles.

2) Los Aforismos y el Ensayo:

Completan el variado abanico de posibilidades que ofrece la prosa de los años veinte. A gran altura, en ambas direcciones, se sitúa la obra en prosa de José Bergamín con dos libros de aforismos —El cohete y la estrella (1923) y La cabeza a pájaros (1933), y varias coleccio­nes de ensayos, de las que cabe entresacar títulos como El arte de birli­birloque (1930), Mangas y capirotes (1933), Disparadero español (1936-1940),. Sus aforismos (declaración o sentencia concisa que pretende expresar un principio o la verdad en una manera breve, pensativa y aparentemente cerrada), en lo que a la forma se refiere, ponen en pie una fórmula en que se conjuga el aforismo juanramoniano con la paradoja unamuniana y con la greguería, y desde la que se revitaliza una noble tradición: el gusto conceptista por la agudeza verbal y el gusto moderno por la expresión fragmentaria- En lo que hace al contenido, el aforismo de Bergamín se mueve entre el terreno de la ética y el de la estética .

El ensayo se convierte en una meditación barroca al hilo de citas literarias que actúan como motor de su propia imaginación crítica.

El ensayo propiamente dicho —especialmente de crítica y teoría lite­rarias y la biografía son, junto a la novela, las otras direcciones en que se desgrana la prosa de Jarnés. Las biografías se construyen sobre tres constantes: el retrato del personaje a través de un rasgo central que define toda su trayectoria vital; la integración de lo biográfico en un fondo documental de época; y la incorporación, sobre dicho fondo, de la perspectiva del biógrafo y de su mundo, a través de ella, se hace posible entender, a la luz de la citada tendencia lírica y del vitalismo orteguiano. A tal auge responden obras como Españoles de tres mundos, de Juan Ramón Jimé­nez; Vida en claro y Leyendo a de Moreno Villa; La arboleda perdida e Imagen primera de de Alberti; Los encuentros, de Aleixandre; His­torial de un libro, de Cernuda; Teresa, de Rosa Chacel, etcétera.

­2. El Teatro del 27

Si las obras en prosa se han visto ocultadas por el valor incuestionable de la poesía en el caso del teatro se ha producido un verdadero desenfoque por la valía de alguno de los autores, y esencialmente por las composiciones de Federico García Lorca y Rafael Albertí; a quienes hay que unir la pervivencia de autores como Unamuno o Valle-Inclán y los dramaturgos de teatro de humor como Jardiel Poncela.

Pero esta explosión de grandes autores de teatro no puede ocultar que la escena de los años 20 vivio lejana de los experimentos vanguardistas (que si triunfaban en novela, poesía, pintura etc.). El teatro se veía como el gran negocio de las comedias burguesas, la alta comedia de, y al estilo de, Benavente así como por el drama modernista y el astracán: es un subgénero teatral cómico que supuso una salida a la crisis de los sainetes. Basado en una teatralización de la realidad, explota el uso del retruécano, de falsillas sentimentales y de situaciones disparatadas, a las que se supeditan los personajes y la acción, haciendo uso de juegos toscos de palabras, tipificación regional del habla, nombres propios que dan lugar al equívoco y al chiste, etc. En las astracanadas lo que importa únicamente es reír incluso a costa de la verosimilitud argumental, y a esa función se dirigen todos los demás recursos del drama. En sus manifestaciones más extremas se llega incluso a subvertir el lenguaje por medio de una parodia continua. Cultivado por Pedro Muñoz Seca y Pedro Pérez Fernández

Para las características del teatro Renovador de este periodo véase las notas entregadas sobre el teatro de postguerra.

3.- La poesía del 27.

Ver apuntes de Clase

31 de mayo de 2008

Modelo de Respuestas 9: El Realismo-Naturalismo

Literatura Realista. Literatura en la segunda mitad del s. XIX. El Realismo Naturalismo

El Realismo-Naturalismo

Filosóficamente, el realismo es la afirmación de la realidad, una realidad que existe por sí misma y que, por tanto, no consiste en la simple proyección del pensamiento del hombre. Pero desde el punto de vista literario, se ha usado el término de realismo como un concepto que puede ser aplicado a obras anteriores al s. XIX, si por realismo entendemos el "dar una importancia a la realidad objetiva". Es evidente que obras como el Poema de Mío Cid, el Lazarillo de Tormes o El Quijote, se identifica realismo con verosimilitud. Según este punto de vista, el realismo sería una técnica literaria (y también pictórica, escultórica e, incluso, musical) que se opondría al idealismo o a lo maravilloso.

Pero el realismo, en la historia literaria, no sólo es una técnica (fundamentalmente de "relatar"), sino que también es un movimiento literario que llena toda la segunda mitad del s. XIX y que tuvo su origen en Francia con tres novelistas como Stendhal, Flaubert o Balzac.

El Realismo surgió en la Francia de la primera mitad del XIX. Se inició con autores como Balzac y Stendhal, y se desarrolló con Flaubert. Pero es a mediados del siglo XIX, cuando el Romanticismo deja paso a un nuevo movimiento filosófico, cultural y artístico que ocupará lo que queda de siglo: el Realismo. Un movimiento que, frente a las ensoñaciones románticas, pretende poner los pies en la realidad objetiva, como fruto de una nueva sociedad (la burguesa), de una nueva filosofía (el positivismo) y de la importancia de lo científico (Revolución Industrial).

Europa atraviesa una época caracterizada por los adelantos científicos y por los cambios y conflictos que algunos de ellos generan en los individuos y la sociedad. Los escritores intentarán describir esa realidad; de ahí el nombre que recibe esta corriente literaria.

De ese deseo de trasladar la realidad a los lectores lo más fielmente posible, derivan las principales características de la literatura realista:

Ø La sustitución de los temas intimistas, legendarios y fantásticos típicos del movimiento anterior (Romanticismo) por la descripción del mundo real y exterior: lo actual, lo cotidiano, lo fácilmente observable. De ahí el auge que experimenta la novela, el género literario más apto para reproducir la realidad.

Ø El intento de abarcar toda la realidad, tanto los ambientes familiares y sociales en que se mueven los personajes, como sus conflictos anímicos. Esto explica la minuciosidad con que se nos describe su pasado, el entorno en que se mueven, su evolución psicológica y sus ideas políticas, religiosas o morales. La literatura girará, pues, en torno a dos grandes ejes: lo social y lo psicológico.

Ø La tendencia a la omnisciencia del narrador. Para poder ofrecernos lo que piensan y sienten sus personajes, sus secretos más escondidos, sus deseos más ocultos, el narrador ha de convertirse en un ser omnisciente y omnipresente, cualidades que comparte con el lector, quien con frecuencia sabe de los personajes más que ellos mismos.

Ø El afán de objetividad del escritor, quien, para hacernos creíbles sus historias, intenta ocultarse evitando el punto de vista personal, tan propio del gusto romántico. Ello no impide tomar partido ante los graves problemas de su tiempo tales como los desequilibrios económicos, el paro, los conflictos sociales o la intolerancia religiosa entre otros.

Durante el último tercio del siglo, algunos escritores, influenciados por las corrientes filosóficas y científicas en boga, evolucionan hacia posturas más radicales. No se conforman con describir el comportamiento de sus personajes, sino que intentan demostrar que su carácter y su conducta están sujetos a leyes similares a las que rigen los fenómenos físicos. Este movimiento recibe el nombre de Naturalismo.

El Realismo en España:

La literatura realista se da en una época en la que los gobiernos progresistas consagraron derechos democráticos e impulsaron reformas. Es el tiempo en el que se consolida el estado liberal y la burguesía. También es ahora cuando se desarrollan las organizaciones obreras.

Las corrientes de pensamiento más destacadas fueron el krausismo ―que defendio una filosofía práctica, racionalista que hacía hincapié en el carácter ético de la conducta individual, en la creencia en la perfección del hombre y en la evolución de la sociedad― y el positivismo ―un sistema filosófico que solo admite los conocimientos que se fundamentan en la experimentación; por ello se basa en la aportación de las ciencias físicas y naturales―.

La nueva estética (que en Europa se inicia en torno a 1850) no se adopta plenamente en España hasta 1868, aproximadamente, coincidiendo con la revolución, "La Gloriosa", que derroca a Isabel II del trono e inicia un período de inestabilidad política y social que culminará en el advenimiento de la Primera República y, posteriormente, con la vuelta de la monarquía. Simultáneamente con estos fenómenos políticos, un grupo de escritores jóvenes comienzan a publicar sus primeras novelas e inician el Realismo español. Estos autores no se van a quedar anclados en las mismas técnicas, sino que con el tiempo irán evolucionando hacia el Naturalismo, en algunos casos, y, después, hacia soluciones narrativas más personales, ya entrado el s. XX.

Este grupo de autores: Pereda, Galdós, "Clarín", Valera, Pardo Bazán, Palacio Valdés, Blasco Ibáñez, etc... ha recibido el nombre genérico de Generación del 68 por estar vinculado su comienzo en la literatura con el advenimiento de la Revolución. Pero, aunque la crítica tradicionalmente los considerara en conjunto, entre ellos pueden encontrarse grandes diferencias, tanto ideológicas (unos son liberales y, por tanto, partidarios de la Revolución, mientras que otros se definen como conservadores), como literarias (cada uno entenderá el Realismo y el Naturalismo de forma muy personal).

La Novela:

En el Romanticismo español ya podemos encontrar un género que anticipa algunas de las características del Realismo como es el costumbrismo. El tránsito entre el costumbrismo y la novela realista de la segunda mitad del siglo se va a hacer de una forma gradual, a través de la obra de Fernán Caballero y Pedro Antonio de Alarcón.

Los aspectos que caracterizan a la novela realista española:

a/ Siguiendo el principio de que la novela tendrá más valor cuanto más fiel sea a la realidad circundante, los novelistas del 68 considerarán esa realidad directa y vivida como objeto estético de primer orden.

b/ Para conseguir lo anterior, es evidente que los autores quieran reflejar en sus novelas la realidad más cercana en el tiempo y en el espacio, es decir, aquella realidad que mejor conocen. Este ideal va a motivar la aparición de dos subgéneros novelísticos importantes dentro del Realismo español; por un lado, la novela regional (Peñas arriba de Pereda, por ejemplo); y por otro, la novela urbana (Misericordia, de Galdós). Lo mismo explicará el que las novelas realistas españolas se desarrollen siempre en tiempo contemporáneo (evidentemente, el mejor conocido por los autores), y que cuando se desplacen los hechos a otras épocas de la historia sea porque juzguen necesario conocer el pasado para explicar el presente, no por simple deseo de evasión en el tiempo, como sucedía en el Romanticismo con la novela histórica.

c/ El escritor realista intenta acercarse a la realidad desde una posición de absoluta imparcialidad, desprovisto de cualquier juicio de valor sobre los hechos que relata. Evidentemente, este ideal de objetividad no siempre puede cumplirse, ya que, a menudo, los autores escogerán los argumentos, personajes o situaciones de la realidad que más se adapten a su forma de pensar.

Los autores realistas son conscientes del valor social e, incluso, político que sus obras tienen; y en repetidas ocasiones convertirán sus novelas en vehículo que apoye una determinada "tesis" política o filosófico. Esta toma de postura produjo la aparición de otro subgénero novelístico propio del Realismo, la novela de tesis, que sirvió para apoyar las posiciones ideológicas progresistas (Doña Perfecta, de Galdós) o conservadoras (Sotileza, de Pereda) de sus autores.

d/ La ideología de la época realista va a valorar lo colectivo, el grupo social, los ambientes en los que el individuo se inscribe y desenvuelve. Esto se va a reflejar en la técnica novelística mediante la situación del personaje en estrecha relación con su ambiente. Poco a poco va a ir perdiendo importancia el individuo (Romanticismo) y ganándola el grupo social. El personaje va a ser siempre producto de un ambiente, de un contexto humano y social que no puede descuidarse

Desde un punto de VISTA TEMÁTICO, esta novela girar en torno a la vida burguesa (sus comportamientos, sus inquietudes, sus desazones, sus matrimonios, el dinero,...). Pero también se hace el retrato de los sectores más pobres de la sociedad urbana y del mundo rural. Sus personajes suelen ser individuos (inadaptados) que se enfrentan a la sociedad y son derrotados por el mundo que los rodea. Normalmente son numerosos y representan a diferentes clases sociales.

Desde el punto de VISTA FORMAL, el rasgo que define a esta novela es la búsqueda de la verosimilitud, para ello se vale de diferentes recursos, como pueden ser las descripciones muy detalladas; los personajes que evolucionan a lo largo de la obra y aparecen en varias obras del mismo autor. Por este mismo motivo, en la novela realista se unen los hechos históricos con la ficción; los personajes reales con los inventados. También por esta causa la acción transcurre en lugares conocidos, se alude a fechas coincidentes con el momento en que se escribe la obra y se hace que los personajes hablen conforme a su condición social.

Otro rasgo formal es la utilización de un narrador, que aun adoptando diferentes formas, suele aparecer como ultraomnisciente (con el papel de cronista). Aparte de la narración tradicional y el estilo indirecto sobresalen el diálogo (caracterización de personajes) y el monólogo interior (subjetividad). Se busca la naturalidad estilística.

PRINCIPALES AUTORES

Entre los novelistas españoles del Realismo cabe destacar a Juan Valera y su Pepita Jiménez, y Leopoldo Alas, “Clarín” y su La Regenta, novela que narra la búsqueda del amor ideal en un ambiente hostil y mediocre, es en resumen, la historia de una carencia de amor y de amistad.

Sin embargo, el novelista en el que nos vamos a centrar es BENITO PÉREZ GALDÓS, autor de tendencia liberal. Su producción literaria intenta novelar todo el siglo XIX. Al pasado histórico del XIX dedica Galdós los Episodios nacionales. El otro gran grupo de novelas es aquél en el que Galdós trata de retratar su mundo contemporáneo. Dentro de este apartado de las novelas de su actualidad encontramos:

a)Las novelas de la primera época o de tesis. El tema y los personajes están sometidos a las ideas del autor. Los personajes son los portavoces de esos pensamientos, mientras que los antagonistas se caracterizan por adoptar una postura contraria, y al final quedan en evidencia. Todos ellos son planos. El narrador, omnisciente, realiza continuos comentarios moralistas con los que apela al receptor. Entre las técnicas narrativas usadas sobresalen las cartas y los diálogos. Un título destacado Doña Perfecta.

b)Las novelas contemporáneas. Galdós inventa un mundo ficticio en el que se cuentan las preocupaciones, bajezas, etc., de la burguesía española del XIX. Muestran la realidad de la época. Para ello hace un retrato del Madrid de la época y, por extensión, del resto de España. Dos obras muy famosas son Miau y Fortunata y Jacinta

c)Las novelas espiritualistas. Están marcadas por unos claros valores evangélicos que abarcan el amor y la caridad cristiana. Los personajes son humildes, pero con alta moral y sentido del deber. Están ambientadas en los barrios más miserables de la época. Aquí habría que destacar Misericordia.

d) Últimas novelas. Mezclan el realismo con elementos de carácter maravilloso y fantástico y están en contacto con el conocimiento y la vida cotidiana de los seres anónimos. Este es el caso de El caballero encantado.

Novela naturalista:

Dentro del Realismo encontramos una derivación que se conoce con el nombre de Naturalismo. Este movimiento pretendió llevar hasta sus últimas consecuencias los postulados del Realismo, por lo que intentó retratar la realidad con un método científico, para lo que hizo de la observación y de la experimentación su método de trabajo. La conclusión a la que llegaron sus cultivadores es que el hombre es pura materia y que no tiene libertad de actuación, porque su existencia se halla determinada por la herencia genética (Mendel) y las circunstancias sociales. Todo lo anterior explica que las novelas naturalistas estuvieran protagonizadas por tarados, alcohólicos, psicópatas, seres que obedecían a impulsos primarios,...; esto es, personajes dominados por su origen biológico o por la sociedad opresiva en la que vivían. El mayor exponente del Naturalismo fue Émile Zola. Esta tendencia, aunque contó con seguidores como Emilia Pardo Bazán, Blasco Ibáñez o el mismísimo Clarín, no se desarrolló plenamente en España por el peso del catolicismo, que era incompatible con el determinismo naturalista.

La poesía

Cierto es que hacia la segunda mitad del siglo XIX la novela evolucionó rápidamente hacia el Realismo, pero esto no ocurrió con la lírica y en el teatro, cuya transformación fue menos violenta y aún continuaron impregnados de romanticismo hasta final de siglo.

Este romanticismo postrero es más aparente que real; en ocasiones carece de fondo y sin la exaltación lírica a la que se entregaba el romántico. Esto es debido a la sociedad, pues era el momento de la burguesía que consolidaría la Restauración de 1875. Dicha sociedad, que estaba sentando las bases del capitalismo y dando los primeros pasos de industrialización del país, no dejó cabida para las personas que admiraban el arte de forma desinteresada.

Los escritores más representativos son Gaspar Núñez de Arce y Ramón de Campoamor, en ocasiones adscritos al Romanticismo como opositores al movimiento, pues en este romanticismo tardío aún quedaban pequeños vestigios con Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro.

El teatro

El teatro realista español describe un arco desde las posturas más conservadoras y acríticas a las más progresistas y ácidas: desde la alta comedia de López de Ayala y Ventura de la Vega, al teatro éticamente inquieto de Benito Pérez Galdós y la acerada crítica de Enrique Gaspar (1842-1902), dramaturgo de minorías. Junto a estos autores, se reanudó el interés por el costumbrismo que reflejó el público burgués más conservador a través de géneros como la zarzuela o género chico, el sainete o el teatro por horas. Se trataba de un teatro fundamentalmente de evasión, que procuraba no plantear problemas de conciencia al burgués. Junto a ello, se intentaba revitalizar los anticuados valores conservadores de la honra con las iniciativas para hacer revivir el drama histórico romántico por parte de Manuel Tamayo y Baus o por parte del neorromanticismo del matemático José Echegaray.

Modelo de Respuestas 8: Literatura Romantica

Literatura Romántica. El Romanticismo

El Romanticismo responde al impulso revolucionario de la primera mitad del XIX. Basado en la exaltación del individuo y en el culto a la libertad artística, supuso la victoria del sentimiento sobre la razón.

En la primera mitad del siglo XIX se originaron grandes tensiones en Europa: en la política, junto a ciertas revoluciones de signo liberal, aparecen movimientos reaccionarios que pretenden restaurar el Antiguo Régimen; la economía está marcada por la revolución industrial, y la burguesía, protagonista de estos cambios, verá su posición amenazada hacia 1850 por una nueva clase social: el proletariado.

En la literatura romántica la libertad se dio en todos los sentidos, con creatividad sin necesidad de reglas, así como una libertad de espacio, buscando la soledad. Esta literatura abarcó todos los géneros encontrando así su expresión en la poesía, el teatro, la novela pero también renovó todos los géneros, como la historia, la música y la crítica, extendiéndose así mismo al campo de las bellas artes.

CONCEPTO DE SU LITERATURA

· El romanticismo es un movimiento literario que dominó la literatura europea desde finales del siglo XVIII hasta mediados del XIX. Se caracteriza por su entrega a la imaginación y la subjetividad, su libertad de pensamiento y expresión y su idealización de la naturaleza. El Romanticismo en literatura significa libertad, en la elección de la forma y en la elección del contenido. Se trata de una literatura revolucionaria por cuanto supone la liquidación de la norma clásica y la enemiga de los neoclasicistas.

Surge en Alemania a finales del siglo XVIII, esta cultura reaccionó tempranamente contra el neoclasicismo. Y en el siglo XVIII, un grupo de jóvenes poetas se unió bajo el lema Sturm und Drang, que significa tempestad e ímpetu, defendía ante todo la libertad del artista. Consideraba, además, que la literatura no debía perseguir ningún fin, excepto la belleza; inspiró a muchos escritores, entre ellos y muy especialmente a Johann Wolfgang von Goethe, principal figura del romanticismo alemán.

La razón impuesta como un valor fundamental por el neoclasicismo, fue también atacada. Así, para el Sturm und Drang, la genialidad del hombre no estaba en sus ideas si no en el poder de su imaginación; contrario al clasicismo, al que consideraba muy rígidos en sus principios normativos en la literatura.

Con los ideales de la revolución francesa, también se da en el arte, los ideales de: libertad y nacionalismo. Libertad frente a las reglas, frente al paganismo del neoclasicismo, con su libertad de arte de escribir y el nacionalismo y el cristianismo y en contra del paisaje greco latino: manso, bucólico y pastoril, surge el paisaje exótico, salvaje de ruinas y lugares sombríos.

Perdieron la confianza en la razón y establecieron que los sentimientos íntimos del hombre era lo único verdaderamente valioso.

El romántico del siglo XIX era fundamentalmente un soñador y quería cambiar el mundo y se identifica con las grandes causas humanas: libertad, patriotismo, justicia, etc.

CARACTERÍSTICAS GENERALES y GÉNEROS LITERARIOS

Características los grandes temas románticos:

Con la difusión del movimiento romántico a los demás países de Europa, ciertos temas y actitudes, a menudo entremezclados, se sitúan en el centro de las preocupaciones de los escritores del siglo XIX.

a) Anhelo de libertad: se le entiende entre sentidos:

- Libertad artística: Ser creativos sin necesidades de las reglas reverenciadas por los rígidos neoclásicos.

- Libertad en el espacio: Impulsa al autor romántico a buscar la soledad o huir imaginariamente a países lejanos míticos, cuya vida y paisaje se pinta con devoción.

- Libertad en el tiempo: Conduce hacia el pasado a través del recuerdo o hacia el futuro por medio del ensueño. Esto produce al romántico, una ola melancólica

El romántico se concibe como un ser libre, el cual se manifiesta como un querer ser y un buscador de la verdad. No puede aceptar leyes ni sumisión a ninguna autoridad. Muchos románticos heredaron la crisis de la conciencia europea que la Ilustración provocó al cuestionar, en nombre de la razón, los dogmas religiosos.

b) Subjetivismo

· Expresa libre y con mucha sinceridad su mundo interior, su yo personal, su ego: emociones, sentimientos, anhelos. Busca su originalidad en su propia intimidad. Manifiesta tristeza, melancolía y desesperación, por que el romántico es un ser fantasioso, cuyos deseos e ilusiones chocan constantemente con la realidad.

c) Predominio del sentimiento sobre la razón: Pone mayor pasión antes que racionalidad.

d) Nacionalismo: No solo exalta el yo personal, sino también el yo colectivo, "la religión de la patria". Surge así el interés y el gusto por las leyendas y tradiciones, de ahí su predilección por el medioevo, por lo popular y por todo lo que encarna más vivamente el espíritu nacional.

e) Revaloración de la naturaleza: Uno de los rasgos principales del romanticismo fue su preocupación por la naturaleza. El placer que proporcionan los lugares intactos y la  inocencia de los habitantes del mundo rural. El gusto por la vida rural se funde generalmente con la característica melancolía romántica, un sentimiento que responde a la intuición de cambio inminente o la amenaza que se cierne sobre un estilo de vida.

f) Valoración del medioevo: Se valoran los ideales medievales de honor caballeresco, de aventuras y de fe cristiana y figuración de la mujer amada.

g) La pasión por lo exótico: dado el nuevo espíritu de libertad, los escritores románticos de todas las culturas ampliaron sus horizontes imaginarios en el espacio y en el tiempo. Regresaron a la edad media en busca de temas y escenarios y la nostalgia por el pasado gótico se funde con la tendencia a la melancolía y genera una especial atracción hacia las ruinas, los cementerios y lo sobrenatural.

i) El amor y la muerte: El romántico asocia amor y muerte, el amor atrae al romántico como vía de conocimiento, como sentimiento puro, fe en la vida y cima del arte y la belleza.

· El romántico ama el amor por el amor mismo, y éste le precipita a la muerte y se la hace desear, descubriendo en ella un principio de vida, y la posibilidad de convertir la muerte en vida: la muerte de amor es vida, y la vida sin amor es muerte.

· En el amor romántico hay una aceptación de la autodestrucción, de la tragedia, porque en el amor se deposita la esperanza en un renacer. En el amor se encarna toda la rebeldía romántica en la muerte, el alma romántica encuentra la liberación final.

j) El elemento sobrenatural: esta característica se ve justificada por la desilusión con el racionalismo del siglo XVIII, y en por la recuperación de una abundante cantidad de literatura antigua (cuentos populares y baladas)

k) La religión de los románticos: Las posturas románticas acerca de la religión son variadas. No obstante, en general la creencia no la fundan los románticos en ninguna norma establecida, en ninguna moral instituida, sino en un sentimiento interior y en una intuición esencial de lo divino que conduce a una unión mística con Dios.

· Para todos los románticos no existe Dios fuera del mundo y del hombre, y debemos actuar motivados por el entusiasmo y el amor, una comunicación directa entre el hombre y la Naturaleza, el hombre y Dios, el Uno y el Todo.

El Romanticismo en España

Durante este período, España experimentará momentos de inestabilidad política que impedirán su verdadero desarrollo y que determinarán la tardía implantación del Romanticismo. Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), se promulgó en Cádiz una constitución de signo liberal (1812). Sin embargo, cuando Fernando VII llegó al trono en 1814, abolió la constitución e impuso de nuevo el absolutismo, que se vio amenazado por la sublevación de Riego y el Trienio Liberal. La restauración del poder absoluto del monarca vino acompañada por una época de dura represión, que ocasionó el exilio de muchos liberales.

El auge del Romanticismo en España fue muy breve (entre 1833 y 1850, cuando ya había comenzado su declive en Europa). A partir de 1850, aparece en el horizonte literario una nueva tendencia: el Realismo. Este convive con la manifestación tardía del Romanticismo, el Posromanticismo, en el que se inscribe la obra de Bécquer y Rosalía de Castro.

ESTILO Y LENGUA LITERARIA

La literatura romántica española se caracterizó, sobre todo, por una importante renovación estilística que puede resumirse en los siguientes puntos:

a/ Se desarrollan mucho los elementos narrativos, que acabarán aplicándose tanto a la novela como a la poesía.

b/ Abundante empleo de recursos efectistas y declamatorios que se apreciarán de forma especial en la poesía y el teatro.

c/ Combinación en una misma obra de valores contrapuestos: trágico/cómico, feo/bello, amor/odio, etc...

d/ Enriquecimiento del lenguaje literario con una gran abundancia de recursos expresivos (retoricismo).

PRINCIPALES FORMAS DE LA LITERATURA ROMÁNTICA.

La prosa.-

Dentro de la prosa destacan varias formas importantes:

a/ Novela histórica.- El nacimiento de este género se explica por el interés de los románticos hacia lo pasado, especialmente hacia la Edad Media. Casi todas las novelas del género que se escribieron en España recibieron la influencia de Walter Scott y Alejandro Dumas.

Algunos ejemplos españoles importantes son:

- El doncel don Enrique el doliente, de Larra.

- Sancho Saldaña, de Espronceda.

- El señor de Bembibre, de Gil y Carasco.

La novela histórica es un claro ejemplo de la evasión romántica, y expresa el dominio de la imaginación y el gusto por la recreación de mundos del pasado. En ellas abundan los arcaísmos deliberados para acentuar así ese carácter antiguo.

b/ El costumbrismo.- Es la manifestación más importante de la prosa romántica española y servirá de base a la futura literatura realista. El costumbrismo es fruto de la preocupación por lo popular y folklórico, pero, al mismo tiempo, manifiesta una intención realista. El costumbrismo será una forma de realismo, aunque en la mayoría de los casos idealice esa realidad o tome solamente los aspectos más pintorescos de la misma.

El costumbrismo romántico puede adoptar dos formas:

1. El cuadro de costumbres, que se refiere a la descripción de situaciones pintorescas más que de personas (Mesonero Romanos, Estébanez Calderón).

2. El artículo de costumbres, que contiene generalmente intención más crítica y reflexiva (Larra).

c/ La leyenda en prosa.- Es un género que recogerá el gusto romántico por el misterio y el fuerte sentimentalismo (Bécquer).

El teatro.-

La forma dominante en el teatro de la época fue el drama, denominación de carácter muy general que abarcaba desde las tragedias hasta piezas que podrían considerarse comedias.

El drama romántico se va a identificar por una serie de rasgos:

a/ Eliminación de las tres unidades.

b/ Empleo del verso o de la mezcla de verso y prosa.

c/ Introducción en las obras de grandes efectos escénicos.

d/ Preferencia por los temas históricos.

e/ Planteamiento de los conflictos propios del Romanticismo.

La poesía.-

A lo largo del movimiento, la poesía va a tener dos rasgos muy acusados:

a/ Su posición dominante sobre otras formas literarias, debido a que era el vehículo más adecuado para la expresión de los sentimientos.

b/ Su punto de vista "platónico", ya que el romántico considera a la poesía como una forma de conocimiento y al poeta como a un descubridor de mundos y realidades ocultas a los demás mortales.

En la poesía española de la época nos vamos a encontrar con dos tendencias fundamentales. Por un lado, una poesía de carácter histórico-legendario y estilo altisonante muy enriquecido con recursos formales (Rivas, Espronceda, Zorrilla). Por otro lado tendremos una poesía de carácter lírico y sentimental, más subjetiva e intimista y de mayor sobriedad estilística (Bécquer, Rosalía de Castro).

29 de mayo de 2008

Modelo de Respuestas 7: Literatura del s. XVIII

Literatura en el s. XVIII: Literatura Neoclásica: Literatura Ilustrada

En historia de la cultura, se denomina Ilustración a la ideología innovadora del Siglo XVIII cuyas principales características son:

Ø Racionalismo: la razón se considera la única base del saber. Este hecho favorecerá el desarrollo del pensamiento científico.

Ø Empirismo: frente a cualquier forma de imposición intelectual que pretendiera estar en posesión de la verdad, los ilustrados contrapusieron su fe en la experimentación para poder conocer el mundo y conseguir el progreso.

Ø Criticismo: el ilustrado aspira a someter a crítica racional todo el conocimiento anterior.

Ø Deseo de conocimiento: el ilustrado siente un enorme deseo de conocer por completo el mundo donde habita, de iluminarlo (de ahí el nombre de Ilustración), pero también siente la necesidad de dar a conocer lo aprendido. Esto último explica la aparición de uno de los grandes proyectos de la época: la Enciclopedia Francesa.

Ø Utopismo: se cree que la aplicación de la razón a todos los aspectos de la vida humana permitirá una mejora constante de la sociedad y un progreso económico y cultural ilimitado.

Ø Progreso y felicidad: Deriva y es la causa del carácter anterior. El ilustrado a lo que aspira como objetivo prioritario es a conseguir la felicidad en este mundo.

Ø Reformismo: para lograr el objetivo de conseguir el progreso del ser humano, los ilustrados proponen modernizar la sociedad mediante lentas reformas que serán llevadas a cabo por reyes y gobiernos de carácter absolutista.

El Neoclasicismo.

Es el movimiento que se caracteriza por aplicar las ideas propias de la Ilustración y por buscar un regreso a los valores clásicos griegos y romanos. Los rasgos que definen esta corriente podemos resumirlos en los que siguen:

Ø Vuelta al mundo clásico.

Ø Sometimiento a las reglas de creación literaria (principalmente a las de Aristóteles).

Ø Entienden que el arte y la literatura deben buscar la utilidad.

Ø Eliminación de la obra de arte de los sentimientos desbordados.

Ø Imitación de la naturaleza.

Los nuevos autores critican la literatura anterior y buscan una literatura con otros objetivos. El barroco evolucionó hacia las formas recargadas, las obras se volvieron incomprensibles, demasiado complicadas. La Ilustración abogaba por una literatura sencilla que sirva para enseñar. El objetivo de la literatura es la didáctica y por eso la literatura debe ser sencilla, que llegue al mayor número de gente posible

La literatura se transforma en un vehículo de la Ilustración y de su apoyo a los monarcas absolutos y de éstos recibe su apoyo. La literatura del Siglo de las Luces es sobre todo una literatura de ideas.

Prácticamente desaparece la novela como género. En su lugar aparece el ensayo. Este género es el divulgador de ideas por excelencia, además de que se encuadra muy bien en las características generales de la época: utilidad y didactismo. Los máximos exponentes de este género en España son Feijoo y Jovellanos.

Dentro de la prosa cabe destacar el estilo epistolar de numerosas obras. Estas cartas iban dirigidas a personajes reales o ficticios. La obra cumbre de este género en España es las Cartas Marruecas.

Aparece el periódico en el que se divulgan los ensayos. El periodismo es un medio de difusión debido a que es muy económico y cómodo de leer, y por lo tanto llega a un gran espectro de la población. La población toma conciencia de la necesidad de estar bien informado. Los gobiernos se dan cuenta de que el periodismo es un gran poder.

En cuanto a la poesía, se vuelve a los modelos clásicos, pero hay muchísimas innovaciones métricas. Los temas nunca se salen del didactismo: crítica de las costumbres, importancia de la educación, el papel de la mujer, y los placeres de la vida. Cobran importancia las fábulas, tipos de poesía en las que se exponen enseñanzas morales, normalmente ejemplificadas con animales.

El teatro neoclásico que se halla preocupado por las reglas y, a la vez, movido por un deseo educativo debido a que este teatro aspira a convertirse en instrumento de reforma cívica y moral con pretensiones de transformar a la sociedad. Transformación que viene desde arriba.

Las figuras más destacadas de este siglo fueron:

Fray Benito Jerónimo Feijoo (1680-1768) Hijo de unos hidalgos gallegos, ingresó a los catorce años en la orden de los benedictinos. En la universidad de Oviedo ocupó las cátedras de Teología y Sagradas Escrituras. En esa misma ciudad vivió hasta su muerte

Feijoo comenzó a escribir su obra ilustrada a los cincuenta años. Con ella quiso conseguir dos objetivos:

Deshacer los errores populares basados en la tradición o en la rutina.

Combatir una idea de la ciencia, la de las universidades de la época, que daba por válidas las afirmaciones científicas de la Biblia, Aristóteles o Santo Tomás sin someterlas a crítica y experimentación racional.

La importancia de Feijoo radica fundamentalmente en la divulgación de las novedades científicas y del pensamiento europeo

Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811). Nació en Gijón, en una familia noble, pero de escasos medios económicos. Durante el reinado de Carlos III desarrolló una intensa vida social e intelectual. La subida al trono de Carlos IV, coincidente con los inicios de la Revolución Francesa, supuso el destierro de Jovellanos a Gijón. En 1797 fue encarcelado en Mallorca y fue liberado cuando se produjo la invasión napoleónica.

La vida de Jovellanos refleja las contradicciones en que se debatía la Ilustración española. Su honradez personal y sus ideas reformistas chocaron constantemente con la incompresión de los sectores más tradicionalistas de la sociedad española.

Su obra literaria puede clasificarse en varios grupos:

a. Ensayos, dedicados todos ellos a la reforma de diversos aspectos de la sociedad.

b. Teatro, donde cultivó desde la tragedia hasta la comedia lacrimógena, típica del Prerromanticismo.

c. Poesía, que en la mayoría de los casos está al servicio de sus ideales ilustrados.

d. Cartas y diarios, a través de los cuales podemos conocer más en profundidad su pensamiento.

José Cadalso (1741-1782). Hijo de un rico comerciante de Cádiz, fue alumno de los jesuitas y completó su formación viajando por Europa, lo que le permitió conocer directamente la literatura francesa e inglesa de su época.

Siguió la carrera militar y alcanzó el grado de coronel poco antes de su muerte, ocurrida en el sitio de Gibraltar.

Como autor literario, Cadalso es hoy conocido fundamentalmente por sus Cartas marruecas, obra de inspiración neoclásica, ya que en ella predominan caracteres como la crítica desde posturas racionales, la utilidad, la defensa de las reformas sociales, etc...

Pero aparte de las Cartas, Cadalso cultivó otros géneros:

a. Poesía, tanto de estilo neoclásico como prerromántico.

b. Teatro, donde se adentra por todos los tipos de obras de su época: tragedias, comedias y comedias lacrimosas.

c. Un diálogo de inspiración prerromántica: las Noches lúgubres.

d. Escritos satíricos variados, como los Eruditos a la violeta.

Félix Mª Samaniego (1745-1801).Nació en Laguardia (Álava) en 1745. De familia noble, fue director del Seminario de Nobles de Vergara y participó en la Sociedad Vascongada de Amigos del País, un núcleo muy importante de la cultura de la ilustración. Autor de las Fábulas morales (1781), destinadas a instruir a sus alumnos, constituyen una colección de 137 apólogos que toman sus temas de Esopo, Fedro, La Fontaine y John Gay (véase Fábula). Mantuvo una polémica con Tomás de Iriarte (1750-1791), también autor de fábulas, más despojadas de retórica y de su didáctismo. Samaniego fue además creador de poesía erótica: Jardín de Venus.

Tomás de Iriarte (1750-1791) Nació en La Orotava. Inicia su carrera literaria como traductor de teatro francés. Tradujo, además, El Arte poética (1777) de Horacio.

Escribió las comedias La señorita mal criada (1788) y El señorito mimado (1790). En Guzmán el Bueno (1791) introduce el monólogo dramático con acompañamiento de orquesta. Es, sobre todo, conocido por sus Fábulas literarias, consideradas de mayor calidad poética que las de Samaniego, en las que introduce alusiones a literatos de su época.

Leandro Fernández de Moratín (1760-1828). Nació en Madrid hijo de Nicolás Fernández de Moratín, estuvo en contacto con el grupo de intelectuales y literatos del Madrid de la época de Carlos III. Fue amigo de Jovellanos y, como él, liberal y defensor de las ideas de la Ilustración, lo que le costó algún destierro. Viajó por Francia, Inglaterra e Italia, países en los que se interesó por los últimos movimientos teatrales y sobre los que escribió interesantes libros de viajes.

Además de su sátira en prosa, La derrota de los pedantes (1789), sus obras teatrales más importantes son La comedia nueva o el café (1792), en la que somete a crítica al teatro dominante en su época, y El sí de las niñas (1806), obra que ataca sin paliativos la educación severa y poco formativa que recibían las mujeres en la época y preconiza la libertad de las jóvenes para elegir marido, tema ya visible en El viejo y la niña, de 1790. El barón es de 1803 y La mojigata de 1804. En 1825 se editaron en París sus Obras dramáticas y líricas. Importante para estudiar la evolución del teatro en España es su ensayo sobre los Orígenes del teatro español, que se publicó póstumamente, en 1883. Tradujo Hamlet de Shakespeare en 1798 y adaptó a la escena española dos obras de Molière: La escuela de los maridos y El médico a palos. Murió en 1828 en París, y está enterrado en el cementerio de Père Lachaise, entre Voltaire y La Fontaine.

25 de mayo de 2008

Análisis de Texto: Periodístico

El primer espejo portátil que fabricó el hombre estaba hecho de obsidiana, un mineral de origen volcánico, aspecto vítreo y parecido a la mica, de color verde obscuro que, bien pulido, tenía la propiedad de reflejar los objetos sin deformaciones importantes. Griegos, etruscos y romanos utilizaban como espejos láminas de bronce. Hasta el siglo XIV no comenzaron a fabricarse con vidrio según un método alemán; dos siglos después, en Venecia, empezaron a fabricarse con cristal. Pero eran muy caros: un espejo de Luis XIV llegó a costar el triple que un cuadro de Rafael. Algunas tribus primitivas africanas creen que los espejos son un peligroso enemigo del hombre ya que son capaces de atrapar el espíritu de quien se atreve a reflejarse en ellos. En cambio los espejismos son, ya saben, fenómenos ópticos que se producen en los países cálidos consistentes en que los objetos lejanos producen una imagen invertida, como si se reflejasen en una superficie líquida, debido a la diferente densidad de capas de aire muy finas sobre desiertos o carretera. Y los espejuelos no son sino trozos de yeso cristalizado u hojas de talco que suelen usarse para cazar alondras y que, durante algunos siglos fueron utilizados para engañar a los "indios". Cuando lean ustedes las cotizaciones de Bolsa tengan mucho cuidado y sepan diferenciar lo que reflejan, lo que deforman y lo que engañan. No se dejen atrapar el espíritu.
(Luis Ignacio Parada, Espejos, espejismos y espejuelos, ABC, 9-12-97).
Características lingüísticas del texto
RECUERDA QUE ESTE TIPO DE ARTÍCULO PRESENTA DIVERSAS VARIANTES , A VECES, DIFÍCILES DE DISTINGUIR ENTRE SÍ:
Hay artículos periodísticos de información como la noticia y el reportaje y artículos de opinión como el artículo de fondo o el editorial.
Columna: escrita por colaboradores ajenos, a veces, al mundo periodístico;
Comentarios: artículos escritos por especialistas de un determinado tema;
Tribunas libres: opiniones esporádicas de personajes importantes del mundo de la política, la cultura, etc.
Es un texto periodístico, lleva indicada la fecha y el medio en el que ha aparecido: el periódico ABC.
Dentro de los distintos géneros periodísticos , se trata de un artículo de opinión y dentro de ellos, es un artículo de fondo, o una columna, puesto que va firmado. Es característico de estos textos valorar la actualidad desde la perspectiva del autor. Luis Ignacio Parada propone al lector que no se deje engañar por la seductora apariencia de las cotizaciones de Bolsa. nt que colabora frecuentemente en este medio.
El texto carece de los códigos no verbales (Espacio ocupado, ubicación, tipografía etc) o herramientas de realce, que la prensa escrita simultánea con los verbales y que facilitarían su inclusión en un determinado tipo, podemos clasificarlo como una columna, aunque necesitaríamos saber algo más sobre la frecuencia con que su autor escribe en el periódico, la ubicación y la disposición gráfica del mismo, para poder asegurarlo.
El estilo de los artículos informativos (un estilo no personal cuyas características más importantes son la objetividad, la claridad y la concisión.) es diferente al de los artículos de opinión. En estos últimos se prefiere un estilo más personal, caracterizado por la subjetividad, por los elementos que implican al lector, "ya saben", "cuando lean ustedes", "no se dejen atrapar", por procedimientos propios de la lengua literaria como la abundancia de significados connotativos (Significados personales y subjetivo) "engañar a los indios", "espejuelos" o los juegos de palabras: "espejos, espejismos y espejuelos".
A CONTINUACIÓN DEBES REPASAR LAS CARACTERÍSTICAS DEL LENGUAJE DEL TEXTO PROPUESTO Y JUSTIFICARLO DENTRO DEL PROPIO TEXTO
Estructura del texto.
El texto está formado por dos partes, aunque no hay ninguna marca externa que las diferencie (no hay puntos y aparte, no hay marcas de diálogo, etc. ).Estas partes son de muy diversa extensión. La primera ocupa casi todo el texto, hasta para engañar a los "indios"; la segunda está formada únicamente por las dos oraciones finales. La diferencia formal más importante entre una y otra, está en el uso, casi dominante, en la última parte de la segunda persona con lo que se implica constantemente al lector.
La primera parte parece un texto informativo sobre los tres sustantivos del título, en la última, que sirve de cierre textual, entendemos el carácter irónico del texto y la verdadera intención del autor: las cotizaciones de Bolsa no son más que imágenes, reflejos, apariencias de lo que en realidad pasa en el complicado mundo de la macroeconomía. Ya en la primera parte se nos da una serie de pistas sobre el sentido final del texto: los espejos son un peligroso enemigo del hombre ya que son capaces de atrapar el espíritu de quien se atreve a reflejarse en ellos; por su parte, los espejismos producen una imagen invertida y la función de los espejuelos ha sido durante siglos engañar a los "indios".
Esta última frase funciona como solución de continuidad entre esa primera parte introductoria y la desoladora conclusión: a poco que nos descuidemos nos engañan "como a un chino", expresión más frecuente en castellano que la de a los "indios" del texto. El autor trata de captar la atención del lector con el juego de palabras del título, que sirve a su vez de metáforas del mundo en el que vivimos, en el que la dependencia de la imagen es cada vez mayor, y que nos tiende unas redes en las cuales fácilmente podemos quedar atrapados.
El carácter exhortativo del texto se pone de manifiesto en la última parte, con el uso abundante de la segunda persona del plural de respeto del presente de subjuntivo, con valor de imperativo: lean, tengan, sepan, dejen.

Análisis de Texto: Literario

"—En esta casa no entrará nada que no hable—dijo.
Lo dijo para poner término a las argucias de su mujer, empecinada otra vez en comprar un perro, y sin imaginar siquiera que aquella generalización apresurada había de costarle la vida. Rermina Daza, cuyo carácter cerrero se habia ido matizando con los años, agarró al vuelo la ligereza de lengua del marido: meses después del robo volvió a los veleros de Curazao y compró un loro real de Paramaribo que sólo sabia decir blasfemias de marineros, pero que las decía con una voz tan humana que bien valía su precio excesivo de doce centavos.
Era de los buenos, más liviano de lo que parecía, y con la cabeza amarilla y la lengua negra, único modo de distinguirlo de los loros mangleros que no aprendían a hablar ni con supositorios de trementina. El doctor Urbino, buen perdedor, se inclinó ante el ingenio de su esposa, y él mismo se sorprendió de la gracia que le hacían los progresos del loro alborotado por las sirvientas. En las tardes de lluvia, cuando se le desataba la lengua por la alegría de las plumas ensopadas, decía frases de otros tiempos que no había podido aprender en la casa, y que permitía pensar que era también más viejo de lo que parecía. La última reticencia del médico se desmoronó una noche en que los ladrones trataron de meterse otra vez por una claraboya de la azotea, y el loro los espantó con unos ladridos de mastín que no habrían sido tan verosímiles si hubieran sido reales, y gritando rateros rateros rateros, dos gracias salvadoras que no había aprendido en la casa."

Gabriel García Márquez, El amor en los tiempos del cólera)
Tipo de texto. SI, COMO EN ESTE CASO, SE TRATA DE UN TEXTO LITERARIO Y CONOCES EL AUTOR Y LA OBRA A LA QUE PERTENECE, DEBES EMPEZAR POR HACER UNA PEQUEÑA INTRODUCCIÓN AL MISMO
     Se trata de un texto literario perteneciente a uno de los grandes narradores contemporáneos, el novelista colombiano Gabriel García Márquez. El fragmento pertenece a una de sus mejores novelas de la década de los 80. El amor en los tiempos del cólera, en ella García Márquez, al igual que otros autores Hispanoamericanos al llegar el fin del siglo, realiza una novela más intimista, buscando las esencias del hombre y ajustando las innovaciones formales al tema de la obra y sin abandonar, como veremos en este texto, el gusto por el lenguaje
SI NO RECONOCES EL TEXTO, QUE SERÁ LO MÁS PROBABLE, REPASA LAS CARACTERÍSTICAS DE LOS TEXTOS LITERARIOS Y SEÑALA LAS QUE SE ENCUENTREN EN EL FRAGMENTO
     La característica fundamental de un texto literario es que al no responder a una necesidad práctica de comunicación, no se busca especialmente la claridad; la comunicación literaria se orienta a la polisemia, es decir a la pluralidad de significados. Por eso el sentido del texto no está completamente claro. ¿Qué pretende decirnos García Márquez en este fragmento? ¿Ironizar sobre la forma en que la esposa del doctor Urbino se salió con la suya, como parece ser propio de las esposas? ¿Que es muy útil tener un loro en casa por si vienen los ladrones? ¿Que este loro en concreto era un ser raro y mágico?
La función poética, es decir, la utilización del lenguaje para atraer la atención del receptor es primordial en la lengua literaria, por es la forma en la que está expresado el mensaje es tan importante como el mensaje mismo. Para lograrlo los textos literarios utilizan determinados recursos que los caracterizan. En el fragmento de García Márquez encontramos los siguientes:
• La ambigüedad, ya citada, del sentido del texto.
• Léxico seleccionado por su extrañeza: cerrero , su valor fónico: Paramaribo, su exotismo: loros mangleros, etc.
• El contraste cromático en la descripción del loro: cabeza amarilla y la lengua negra.
• La hipérbole humorística: supositorios de trementina.
• La ironía: dos gracias salvadoras.
• La anticipación de sucesos posteriores que atraen al lector y retienen su atención hacia los acontecimientos siguientes: aquella generalización apresurada había de costarle la vida.

Análisis de Textos: Ensayo

"¿Hay que vivir solo para ser libre?" La pregunta, que fue uno de los temas propuestos a los bachilleres franceses en los exámenes de junio de 1980, además de incitarnos al lamento por el desigual nivel entre nuestros estudiantes y los del país vecino, tiene la virtud de sugerirnos esa serie de "conexiones" y "diferencias" con las cuales Wittgenstein pretendía evitar que el filósofo se perdiera en la niebla de sus especulaciones. "Libertad", en efecto, connota, supone e implica "soledad", en la medida en que se diferencia e incluso se opone a "igualdad", a "universalidad" o a "uniformad". Se sabe libre quien se siente autónomo, independiente, incoaccionado, insumiso, quien se resiste a verse perdido entre las cosas, enajenado en ellas o por ellas, extrañado en y por sus semejantes. Ser libre significa saber y poder responder de uno mismo, esforzarse por mantener una cierta integridad y coherencia. La libertad casa bien con la "diferencia", con la distancia respecto a lo que iguala e impide un autodesarrollo suficiente y satisfactorio.

"La imaginación ética" de Victoria Camps.

     El fragmento anterior es un ensayo (subgénero didáctico en prosa, que toma su nombre del libro Ensayos del escritor francés de finales del XVI, Miguel de Montaigne).
     El título del mismo no deja lugar a dudas: La imaginación ética, una obra sobre aspectos de la ética. Por otra parte tiene una serie de características propias de este tipo de textos:
Los ensayos no tienen una extensión determinada, pueden ser cortos, o, como en el presente caso, tratarse de un libro completo.
Abordan temas variados, de interés común, en este caso una reflexión sobre aspectos de la libertad, el autor pretende divulgar una idea: la conexión entre ser libre y ser diferente, sin necesidad de profundizar exhaustivamente en la misma.
Son subjetivos, la autora, además de exponer en qué consiste la libertad, se identifica con algunas opiniones de Wittgestein, y nos confiesa su preocupación por el estado de la enseñanza secundaria en España.

  • Como en este tipo de textos se trata de implicar al lector en lo que va diciendo, Victoria Camps emplea como recurso el plural mayestático (Uso de la primera persona del plural, nosotros, con valor de singular, yo): incitarnos al lamento, nuestros estudiantes.
Los ensayos son textos de carácter humanístico y por ello se utilizan en este fragmento muchos términos cultos de carácter abstracto: universalidad, uniformidad, integridad, coherencia, etc

Modelo de Respuestas 10: La poesía de posguerra (décadas del 40 y 50)

La poesía en las primeras décadas de la posguerra

Por primeras décadas de posguerra entendemos los años 40 y 50, pues a mediados de esta época se produce una renovación en la poesía española, que culmina en la década de los sesenta con unas características radicalmente distintas.
A) La Guerra civil española provocó un corte radical en el ámbito literario. Algunos poetas como Federico García Lorca mueren en la contienda, o a consecuencia de ella como Miguel Hernández; otros como Luis Cernuda deben marcharse al exilio y otros como Vicente Aleixandre continúan su labor dentro de España.
Por otra parte se incorporan nuevas generaciones que marcarán las tendencias de la poesía en estas décadas. A principios de los años cuarenta la poesía vuelve a los temas clásicos como el amor, la religión, la patria y se incorporan nuevos temas como el sentido imperial del estado. Es una poesía hecha por y para los vencedores de la guerra, a la que, a menudo, se le da el título de poesía arraigada. Poetas de esta tendencia son: Dionisio Ridruejo, Leopoldo Panero y Luis Rosales del que destaca La casa encendida, una de las mejores obras líricas de la posguerra. Revistas poéticas que recogieron este tipo de poesía fueron Escorial, y Garcilaso.
En el año 1944 se publican dos importantes obras poéticas, una de ellas es Hijos de la ira de Dámaso Alonso, poeta perteneciente al grupo poético del 27, un libro desgarrado que dará origen a la llamada poesía desarraigada, es decir, que no se apoya en vivencias tranquilizadoras, como la religión, la patria, la familia, etc. También se asocia este libro al existencialismo característico de los años 40.
La otra obra importante es Sombra del paraíso, del poeta del 27, Vicente Aleixandre, que marcará otra dirección de la lírica de esta época, el dolor que se expresa desde la perspectiva del paraíso perdido y de la humanidad alejada de su destino.
A mediados de esta misma década surge otra revista de signo radicalmente distinto, Espadaña, fundada por Victoriano Crémer y Eugenio de Nora que recogió un tipo de poesía socialmente comprometida, que trataba de reflejar la dura realidad de la posguerra, aludiendo a la guerra civil y al dolor de los vencidos
B) Los tres grandes poetas de los años 50 son: Blas de Otero, que en sus libros Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia se revuelve contra toda la poesía religiosa de su momento y la imagen tradicional de Dios.
Los libros siguientes, Pido la paz y la palabra y Que trata de España, están inmersos en la corriente de poesía social.
José Hierro pertenece también a este tipo de poesía, especialmente por su obra Quinta del 42, que refleja el momento en el que vive. Algunos de sus poemas son una especie de reportaje de la situación de su época, especialmente el tan conocido de Réquiem.
Gabriel Celaya, seudónimo de Rafael Múgica, se asocia también con la poesía social especialmente con el libro Cantos íberos, caracterizado por su expresión directa y prosaica.
C) Al margen de estas corrientes y estos poetas hubo desde el principio de la posguerra intentos de renovación poética. Entre ellos estuvo el postismo, cultivado por Eduardo Chicharro y Carlos Edmundo de Ory. Buscaban una poesía que fuese un juego, sin ningún compromiso ideológico y con abundantes y sorprendentes creaciones lingüísticas.
Algunos poetas como Miguel Labordeta hicieron una poesía original y fantástica, muy relacionada con el surrealismo, pero asociada también a la preocupación social.
Por otro lado la revista cordobesa Cántico mostró una voluntad de conectar con el pasado inmediato: el grupo del 27 y con el más remoto, especialmente con Góngora. Pablo García Baena es el poeta más conocido de este grupo.
RESUMEN: Dejando aparte a los poetas de la generación del 27 como Rafael Alberti o Jorge Guillén y alguno de generaciones anteriores como Juan Ramón Jiménez o León Felipe, que pasan las primeras décadas de posguerra en el exilio, las principales tendencias de la poesía de posguerra son:
Garcilasismo. Un grupo de poetas de la llamada generación del 36: Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero o Dionisio Ridruejo escriben una poesía en estrofas tradicionales en la que no hay ninguna referencia a la desoladora realidad circundante de esos años. Sus temas son los eternos de la poesía: el amor, la muerte, Dios. A esta tendencia pertenecen libros como Ángeles de Compostela o Alondra de verdad del poeta de la generación del 27 Gerardo Diego.
En 1944 se publican dos libros: Sombra del Paraíso de Vicente Aleixandre e Hijos de la ira de Dámaso Alonso, en los que se manifiestan tendencias que estarán en vigor durante más de una década. Escritos en verso libre y con alusiones a la realidad inmediata. Con el último se inicia la poesía española contemporánea, frente al lenguaje preciosista de los garcilasistas este libro ofrece un lenguaje crispado y violento.
Hacia 1950 hay tres tendencias dominantes: la poesía desarraigada, la poesía arraigada y la poesía social. La primera presenta al mundo como caos y como angustia y mediante la poesía se buscan orden y análisis. Esta corriente se agrupa alrededor de la revista Espadaña. En la línea de poesía arraigada están los poetas que se llaman a si mismos Juventud creadora, y que publican en la revista Garcilaso. Los poetas buscan sus raíces en Dios, la tierra y la familia. Tienen una visión optimista y esperanzada, del mundo y de la vida y prefieren las formas métricas clásicas. La poesía social es una poesía objetiva y de denuncia que parte del clima creado por la revista Espadaña. Los poetas de esta tendencia deciden convertirse en testigos de la vida cotidiana, escriben con un lenguaje accesible y dan un predominio total al contenido del poema. En ellos denuncian las injusticias sociales y la situación política de España. A esta corriente pertenecen poetas como José Hierro, Gabriel Celaya, Blas de Otero.
La segunda generación de posguerra. Para poetas posteriores como Ángel González, Claudio Rodríguez, José Ángel Valente, Jaime Gil de Biedma la poesía es sobre todo un método de conocimiento, sin renunciar por ello a que sea también vehículo de comunicación. Aunque suelen emplear el verso libre son más exigentes en cuanto al lenguaje poético que la generación anterior.